Asociación para el estudio de temas grupales, psicosociales e institucionales

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D. Carbajal: Informe mínimo de trabajo psicológico en campamentos......México I y II


Informe Mínimo de Trabajo Psicológico en Campamentos de la Coalición Por el Bien de Todos en la Ciudad de México (1) y (2)

Daniel Carbajal Guzmán 

(1)

En el campamento que representa a los ciudadanos que habitamos en Gustavo A. Madero que se encuentra sobre el Paseo de la Reforma, hice contacto con los líderes, para realizar algún trabajo de descarga de estrés, estos a su vez me presentaron con la Comunidad Latinoamericana en Resiliencia, coordinada por el catedrático universitario Jorge Montoya, estos emprendedores psicólogos (7 psicólogos) tenían programada el sábado 5 de agosto a las 13:00 hrs. una Jornada de dibujo expresivo infantil.

A este grupo de psicólogos les propuse sumarme a su iniciativa, con un trabajo con los padres de los niños que participarán en la Jornada; resultando una asistencia de un gran número de niños, a ese ejercicio profesional y 8 personas cuyos nombres me reservo, en el Grupo de Descarga de Estrés, en el que se utilizó una técnica llamada Debriefing.

El Debriefing es una técnica psicológica que consiste en varias etapas progresivas que buscan que el participante en un evento traumático, sea capaz de verbalizar los afectos internos que le produjeron, la vivencia del incidente crítico, con objeto de descargarlo de representaciones emocionales, no asimilables a su experiencia cotidiana.

Después de presentarme con experiencia en trabajo en grupos de sobrevivientes desde 1985, les explique que los niños que estaban junto con ellos, viviendo una experiencia muy novedosa también podrían ser afectados por esta. Asimismo Jorge Montoya se acercó a nosotros para mostrarnos los dibujos de niños de entre 4 y 13 años, los que mostraban entre otras muchas cosas, además de la madurez del aparato psíquico de los niños, su deseo de expresarse, sus preocupaciones por el fenómeno que estaban viviendo.

Los participantes adultos en el grupo de descarga de estrés al intentar definir que pasó, se refirieron a un gran fraude electoral, al que reportan como traumático, que los afectó y estremeció profundamente, porque descubrieron que el gobierno de Fox, estaba metiendo ilegalmente las manos,  para evitar que la voluntad del pueblo, que era la de que ganara AMLO se realizara. Pero que había un grupote de personas e instituciones, supuestamente independientes, que estaban participando en el fraude, los maestros de Elba Esther, las televisoras, los empresarios, algunos periódicos, algunas estaciones de radio, el IFE, etc. es decir, los grupos de poder.

Sus sentimientos frente al fraude fueron la frustración, el enojo, preocupación, desaliento, incertidumbre, las sensaciones de haber sido burlados, robados, desencanto, inconformidad, rabia, impotencia, que la democracia es una utopía que no existe.

Al hablar de su realidad actual se refirieron a que, el fraude provocó resistencia que antes no existía, que su participación los convierte en luchadores sociales, con un gran ánimo por la lucha, que han logrado cosas que antes no tenían como información verídica, deseo de crear conciencia, se involucraron en la historia, vencieron el temor de participar, la ignorancia, conocer leyes y el estado mexicano, manifestaciones culturales y artísticas y una gran solidaridad.

Finalmente reconocen que la lucha será hasta las últimas consecuencias, hasta obtener la libertad para elegir a sus gobernantes, hacer lo que esté en sus manos para con prudencia canalizar los esfuerzos de mucha gente para lograr la justicia de la que fueron despojados.

El día domingo 13 de agosto a las 17:00 hrs. justo después que a mediodía AMLO había convocado a un preciso programa de resistencia civil, repetimos la experiencia en un grupo grande de entre 80 y 100 personas; para este ejercicio solo convenimos Jorge y yo que permitiríamos el uso del micrófono a toda persona que lo solicitara, utilizando la técnica de de tribuna, pero para abordar por fases tres preguntas clave: ¿Qué pasó? ¿Cómo estamos? ¿Qué vamos a hacer? Y en un momento de pertinencia él intervendría para coordinar un ejercicio de movilización corporal.

El resultado fue que las personas que participaron fueron capaces de describir de manera sumamente fina cómo vivieron los acontecimientos que la televisión fue dosificando para dar a conocer el fraude, instrumentado por el gobierno de Fox, algunos gobiernos estatales gobernados por el PAN, el IFE y las televisoras, con la bendición de la iglesia católica y el apoyo del empresariado.

Narraron en síntesis como respuesta a la primera pregunta que al principio les sorprendió que los resultados no fueran presentados a las 21:00 hrs. pretextando un muy cerrado índice de diferencia, cuando ellos habían visto y comentado una nutrida votación, a favor de la Coalición por el Bien de Todos. Para esperar las 11:00 de la noche en otorgamiento del beneficio de la duda, al ahora claramente corrupto delincuente electoral que preside el IFE, esperando los resultados, pero al ver que no aparecieron, de inmediato presintieron un manejo electoral fraudulento, lo que les provocó un malestar profundo localizado en el estómago. Este malestar les ha persistido y se ha agudizado en el transcurso de los días.

Un compañero de Iztapalapa narró que él fue funcionario de casilla y que después de contar los votos y firmar las actas, el presidente de la casilla se despidió de todos, se dispuso a ir a entregar el paquete electoral, para lo que se propuso acompañarlo, pero que en ese momento llegaron un grupo de personas que le indicaron que él no iría, a lo que preguntó ¿y usted quien es? Yo soy el papá del presidente, llegaron otras tres mujeres que le impidieron subirse a la camioneta y ellos se fueron con el paquete electoral.

La pregunta ¿Cómo estamos? Produjo respuestas muy semejantes al primer grupo, en el que se expusieron un gran enojo, rabia contenida, frustración y la esperanza, que la movilización y el plantón dé como resultado la reparación del agravio a la sociedad, y de no ser así se declaran listos para llegar hasta las últimas consecuencias porque no permitirán ser burlados impunemente.

Jorge Montoya y su equipo de psicólogos intervinieron en este momento, entregando a todos los participantes presentes en el ejercicio, una hoja de papel tamaño carta de papel blanco y un lápiz dando la instrucción de que en ella, con una palabra dijeran cómo se sentían. Una vez que todos reportaron haber terminado levantaron sus hojas con la palabra que indicaba cual era su sentimiento en ese momento. A continuación se les pidió que la pusieran sobre una superficie, en la que pudieran recargar su mano sobre la hoja, ordenando en seguida, que todos arrugaran la hoja bajo su mano, hasta convertirla en una bolita de papel, analizaron cómo quedó la hoja al volver a extenderla.

Acto seguido todos de pie realizaron un ejercicio que se llama la pasta de dientes, que consiste en exprimir todas y cada una de las partes de nuestro cuerpo, como si fuera una tubo de pasta. El ejercicio concluye con el ejercicio de estimulación bilateral llamado la mariposa y un abrazo o un estrechamiento de la mano del compañero más cercano. Los reportes del resultado del ejercicio es que se sentía mejor, menos estresados y risueños.

El ejercicio total terminó con las participaciones de algunas personas que desearon hablar de por qué y para qué estaban ahí y de cómo resolver el miedo de participar en un movimiento acosado por los fascistas que están en el poder.

Ciudad de México, agosto 2006

(2)

Como resulta muy importante dejar constancia de los procesos psicosociales, producidos en el Movimiento de Resistencia Civil Pacífica que logramos intervenir, con el Programa de Acompañamiento Psicosocial desarrollado por el que suscribe y el catedrático universitario Jorge Montoya Avecías y sus colaboradores, a lo largo de cinco semanas continuas, en este segundo y último documento sobre el tema me referiré a  los debriefing realizados los días domingos 27 de agosto, 3 y 10 de septiembre.

Después de las experiencias que en el anterior artículo narré, consolidamos nuestro método de trabajo, haciendo una convocatoria o invitación a las personas que desearan participar, de los diversos  campamentos a los que asistimos, desarrollando una introducción con la explicación de qué es el estrés, cómo se divide en eutrés y distrés, representando las tensiones buenas y malas indispensables para la sobrevivencia humana.

Continuábamos con cómo la novedad es necesario elaborarla en nuestra experiencia cotidiana y cómo es indispensable descargarnos de representaciones afectivamente cargadas, convirtiéndolas en palabras y éstas en conceptos compartidos socialmente en un proceso salutogenético.

Concluíamos la información explicando que buscábamos la Resiliencia, que es un proceso inmanente en los seres humanos que nos permite resistir, persistir y adaptarnos a situaciones adversas, con optimismo y buen humor y sacar el mejor provecho de la experiencia. A veces nos referíamos a los acontecimientos más notorios de la semana y, a continuación les dábamos la palabra a los participantes, que eran grupos entre 40 y 80 personas, para que contestaran las tres preguntas: ¿Qué pasó? ¿Cómo estamos? y ¿Qué vamos a hacer?.

En el domingo 27 de agosto nos dividimos para poder trabajar en dos campamentos simultáneamente, debido a que nos invitaron, después de una intervención en el campamento de Marcelo Ebrard, dos diversos campamentos. Encontré a los grupos donde yo intervine, con una terrible incertidumbre sobre lo que pasaría el día 1° de septiembre y la posibilidad de un operativo policiaco-militar previo, que levantara el plantón.

La tensión era enorme, los grupos empezaban a acusar las reacciones propias del miedo y el desgaste, ya había pasado la etapa heroica, se empezaron a pelear entre ellos, agresiones pasivas como esconder los refrescos que eran para todos, o a comportarse autoritariamente, en aquella ocasión recuerdo que entre Jorge y yo explicamos cuales eran las fuentes de la ansiedad en los grupos, ya que ellos se comportaron extremadamente demandantes, solicitándonos que les explicáramos más de la información, antes de participar.

A la pregunta ¿Qué pasó? Continuaron trabajando los momentos del 2 de julio en que se esperaba la información del PREP a través de presidente del IFE. La frustración de no obtener datos y la sospecha de una posible manipulación, más tarde confirmada a través de los análisis de los expertos en estadística e informática, de la imposibilidad probabilística  de curvas como las presentadas por el IFE para justificar los datos.

Las personas que se hallaban en los campamentos eran individuos bien informados, capacitados políticamente y con opiniones propias de cada momento de la resistencia civil pacífica; por lo que nosotros nos dedicábamos a trabajar las emociones implícitas en sus participaciones, con comentarios sobre su intervención aportando información, o dando señalamientos, o interpretaciones, que son las herramientas del coordinador de grupos.

A la pregunta de ¿cómo estamos? se trabajó el esfuerzo inicial, el desgaste y la ansiedad generada por la televisión, la agresión constante de los automovilistas, con mentadas con el claxon y gritos neuróticos, que contenían una gran incomprensión de la importancia del movimiento social que ellos representaban. El temor a ser agredidos por un operativo policiaco-militar que pretendiera levantar el plantón con violencia, pero ellos estaban dispuestos a soportarlo todo, con el estoicismo propio de las causas justas que representaban.

Asimismo se trabajó la cotidianidad de los participantes que vivían en el campamento, la experiencia de vivir en una colectividad totalmente nueva y ajena, pero el status de la tarea es el ingrediente de cohesión que les permitió mantenerse unidos, además siempre estaban rodeados de personas como los psicólogos del Programa de Acompañamiento Psicosocial para la Resistencia Civil Pacífica, artistas, educadores, escritores, poetas, líderes políticos, grupos de apoyo, militares y policías disfrazados, curiosos, “oenegeneros”, indigentes, periodistas, niños de la calle, cancioneros, vendedores ambulantes, etc.

Para concluir el trabajo, en el que me apoyaron los psicólogos José Luis Gallardo y Gabriel Ávila, se contestó a la pregunta ¿Qué vamos a hacer? En el transcurso de las respuestas de pronto hubo un enorme distractor en la reunión, después de una llamada telefónica a una de las líderes visibles del campamento, de parte de su hija, hermosa jovencita, que se había ausentado momentáneamente del grupo. La madre se levantó precipitadamente de su lugar, siendo seguida por algunos participantes. Más tarde se nos informó, fuera del grupo, que le había avisado a su madre, que estaba encerrada en un baño al que había acudido, en un estacionamiento frente al campamento.

Las respuestas de las personas que se quedaron en el grupo, después del acontecimiento que narré en el párrafo anterior, fue de mucho temor a las acciones estratégicas de correlación de fuerzas políticas, que se estaban dando en el escenario de discusión nacional, sobre la decisión de los participantes y simpatizantes de la Coalición por el Bien de Todos, de impedir que Fox pudiera presentar su mensaje político tradicional, con motivo del informe presentado por el presidente en la sesión de instalación del Congreso.

Sin embargo, había la convicción de participar en todas las acciones decididas por el grupo, que no eran como los medios se regocijaron en afirmar, las decisiones de Andrés Manuel López Obrador, los comentarios refirieron la sensación de Ciudad en estado de sitio, al sentir el acoso de las fuerzas militares, manifiestas en el cerco de tres km. fuera de la Cámara de Diputados y disimuladas con policías y militares federales vestidos de civil. Y el constante bombardeo de la televisión con spots con contenido difamatorio.

El domingo tres de septiembre el clima social del campamento había cambiado, en esa ocasión nos invitaron a trabajar en el campamento de Iztapalapa, que se encontraba en Juárez y Humbolt. Todos llegamos puntuales como siempre y dimos la información agregando un comentario sobre la importancia para la Historia Nacional, que los diputados perredistas de la LX legislatura, tomaran la tribuna impidiendo al traidor a la democracia, que hiciera uso de ella.

Pero no solo eso era motivo de regocijo, sino las sabias decisiones tomadas en el Zócalo, el día primero de no moverse del lugar de la cita, dado que había divisiones de militares con francotiradores, esperando el paso de nuestra columna a pocas calles de la Plaza de la Constitución. A partir de este momento se hace propia e identificatoria del movimiento la arenga “es un honor estar con Obrador”.

La respuesta a la primera pregunta nos sorprendió de manera agradable, todos reportaban haber vivido una sensación inédita en México, que por primera vez tenían constancia de que su voluntad había sido respetada por las personas que habían elegido para representarlos en el congreso. Reportaban que mientras ellos en el exterior de la Cámara habían luchado por una cuarentena, los diputados habían hecho su trabajo de enfrentar al poder representado por el traidor Fox, al PRIAN y a los medios falsos, coaligados al aparato del poder.

Con la actitud de los legisladores impidiendo que la tribuna fuera usada por enésima vez para escuchar un mensaje de mentiras, datos falsos, triunfalismo infantil y diatribas contra sus adversarios. Un mensaje indigno de un hombre que representa una nación, a la que ha humillado con actitudes facciosas, la imposición de un pelele que no fue electo por el pueblo, corrupción, que representa y opera para solo una pequeña fracción de la población, que ha buscado hacerse de negocios ilícitos y que su ignorancia, falta de sensibilidad y estupidez, han agraviado profundamente al pueblo de México con un discurso totalmente ajeno a la realidad político-social que vivimos.

A la pregunta ¿Cómo estamos? la respuesta fue contentos, muy emocionados y satisfechos, porque este esfuerzo que ha significado el plantón ha dado los frutos esperados, escuchamos largas apologías al líder, con la sensación de haber recargado las pilas para continuar, hubo cantos, discursos apasionados y una solicitud a participar con tono de fiesta. Los niños entre tanto participaban con dibujos del campamento que revelaban festejo, Jorge mostró algunos dibujos y el grupo permaneció sin modificación, quizás con incrementos por todos los momentos del proceso grupal.

Las respuestas a ¿Qué vamos a hacer? Fueron de total entrega y confianza para los líderes del movimiento, dijeron que se prepararían para participar con entusiasmo y promover la asistencia, para que la Convención Nacional Democrática fuera un éxito.

Al concluir la reunión una persona de las líderes de ese campamento, que llamaremos Lety, me llamó para solicitarme una orientación y entrevista, a un niño de la calle de 17 años, que deseaba adoptar. Mi primera respuesta fue ¿Qué lo quieres para novio? No, ella era una mujer mayor con tres hijos, uno adoptivo previamente, lo que le permitía la capacidad de poder resistir la experiencia de vivir en familia con una persona ajena.

Yo no tengo más experiencia que esta que narro de trabajo con niños de la calle, por lo que le pedí apoyo a Jorge Montoya, quien a su vez me recomendó la participación de la psicóloga Erika Vázquez Cervantes, quien tiene muchas habilidades en este tópico, gracias a su proyecto de tesis sobre niños en situación de calle. No voy a profundizar en el trabajo que realizamos juntos esta colega y yo, pero debo concretamente decir, que este adolescente estuvo en la casa de Lety, un día, regresaron al campamento y desapareció.

Finalmente el domingo 10 de septiembre llegamos nuevamente al campamento de Iztapalapa donde nos habían invitado reiterativamente, encontrando un nuevo grupo de invitados a participar en este nuevo y último debriefing.

Lograr la participación de los asistentes después del momento de información que Jorge generalmente me asignaba y yo asumía como una forma de co-coordinación grupal, que compartimos durante la totalidad del proceso, fue muy difícil, el grupo se hallaba muy resistente, pero solo bastó que casi jaláramos a la participación a uno de los asistentes para que el grupo entrara en tarea.

Las respuestas a la primera pregunta del Método Montoya para descarga de estrés, fueron referidas a los últimos acontecimientos de la semana anterior, el micrófono estuvo muy solicitado, pero voy a seleccionar tres participantes de los muchos que pretendieron y lograron hablar sobre la necesidad de un cambio en las instituciones, que me llamaron mucho la atención en cada uno de los momentos de este proceso específico.

La primera es una dama que solicito la palabra, tan pronto como abrimos el micrófono para uso de los participantes, pero al llamarla a hacer uso del mismo, dijo que ella quería participar en el momento de dar respuestas a la segunda pregunta. Cuando le toca participar de manera muy concreta dice que nos encontramos deprimidos, a lo que yo le señalo que la depresión tiene una muy intima relación con la culpa y, que para mí no era ese el momento por el que íbamos pasando. Este señalamiento desató un sin número de confirmaciones que efectivamente, hablaban de una profunda motivación en la participación de las transformaciones y desarrollos que cotidianamente estábamos logrando, lo que mantenía en alto el espíritu de triunfo.

El segundo participante que atrajo de manera intensa mi atención, era un joven en situación de calle, que ya había visto cerca de Erika, cuyo nombre de pila era Hugo. Este era un joven como de 18 o 20 años aproximadamente, siempre me saludaba, con marcados rasgos de abandono, que según pude comprender se mantenía de vender un periódico underground, que el día primero, frente a mi, había sido recriminado por las personas del campamento, por no obedecer las indicaciones que se habían acordado en el campamento, sobre evitar aparecer en la televisión.

Hugo pidió la palabra para participar en las respuestas a la última pregunta, debo confesar que le di el micrófono con cierta desconfianza, por el discurso que ingenuamente esperé de él, pero ¡oh, sorpresa! Que el Hugo, con su voz ronca y tosca, habló con toda propiedad refiriéndose al proceso social, que había transcurrido ante sus ojos y cerró invitando a todos a inscribirse para participar en la Convención Nacional Democrática, enseñándonos su gafete con mucho orgullo.

El párrafo anterior al narrarlo me pareció inverosímil, sin embargo, ahí estaba yo frente a la realidad, frente a un chamaco que en cuarenta días, el plantón había sensibilizado de forma tal, que era capaz de tomar un micrófono, subirse no a lanzar una arenga, sino a dar un discurso perfectamente estructurado con una apertura, un desarrollo y un cierre. Cuántos de nuestros estudiantes universitarios están impedidos de hacer una cosa así.

Todas estas escenas que presenciamos los participantes del campamento de Iztapalapa, aquel último domingo de manifestaciones de dignidad frente al golpe de estado, por su intensidad afectiva para mí, resultan inolvidables. Por lo que solo me resta describir el otro participante del trío prometido, sin menoscabo de obreros y las amas de casa, que hablaron de la interacción de su realidad cotidiana y el plantón, como expresión de un movimiento social que es resultado de la acumulación de una gran energía potencial, lograda como aprendizaje de los actores a través de un largo proceso.

Para responder a la segunda pregunta llegó un hombre como de unos 50 años, bajito y delgado, que nos comunicó su experiencia como político, empezó su discurso con la narración de cómo se fue acercando a los asuntos públicos y cómo tímidamente se fue involucrando en muchas y muy diversas políticas públicas, a veces cercano a los hombres del poder y otras más bien lejano o adverso.

Pero aquel hombre que declaraba ser un político, por alguna razón no me encuadraba en mi imagen perceptual del político, con ese estereotipado aire de poder, que les dan las ropas nuevas y caras, los guaruras, las promesas, los automóviles blindados. Pero de pronto me doy cuenta que esa es la herencia prianista, de la percepción del hombre público, alejado del pueblo, protegido por el aparato de seguridad, enfundado en los símbolos del poder, pero que nada tiene que ver con el mandato popular.

Para finalizar Jorge Montoya nos hizo participar en el espacio dedicado a los ejercicios psicocorporales, enseñándonos un conjunto de técnicas para la descarga de los odios, las rabias, las emociones que llevamos cargando aunque no son nuestras. Este es el final de una experiencia de integración grupal que nos ha permitido sumar esfuerzos para nuevos retos de la búsqueda de la resiliencia

Ciudad de México, septiembre de 2006

* Daniel Carbajal es psicólogo. México


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